domingo, 26 de noviembre de 2017


¿Qué ocurre en tu cerebro cuando te enamoras?

Encarnación Álvarez de la Fuente
Estefanía Jiménez Moraleda

Enamorarse es un “juego” que se inicia en solo medio segundo, lo que tarda el cerebro en desatar una oleada de sustancias químicas cuando se topa con su media naranja.


Figura 1.





Enamorarse genera en el organismo una auténtica "inundación" de sustancias químicas que nos hacen sentir bien, y que también son responsables de reacciones físicas como el enrojecimiento de las mejillas, la sudoración de las palmas de las manos y la aceleración del latido cardíaco. Concretamente el coctel cerebral de los enamorados está formado por dopamina, adrenalina y norepinefrina.

¿En que se basa el cóctel del amor?

La dopamina provoca sentimientos de euforia, mientras que la adrenalina y la norepinefrina hacen que el corazón lata con fuerza y nos quitan el sueño. 


A esto se suma que cuando nos enamoramos descienden los niveles de serotonina en nuestras neuronas, lo que explica por qué al principio de una relación "no tenemos ojos para nada más que para nuestra pareja"


Figura 2. El cóctel del amor




   
           Enamorarse provoca una respuesta adictiva similar a la de la cocaína. Cuando una persona es víctima de las flechas de Cupido, se activan hasta 12 áreas cerebrales encargadas de liberar neurotransmisores euforizantes como la dopamina y hormonas como la oxitocina, asociada a los vínculos afectivos.
También se ponen en marcha regiones cognitivas complejas encargadas de la representación mental y la autoimagen corporal.


Las tres etapas del amor


En la primera predomina la testosterona, que aumenta el deseo, y se produce un pico de adrenalina que incrementa la presión sanguínea, el ritmo cardiaco y la sudoración.

En la segunda llega una atracción más elaborada: es el tiempo de la feniletilamina, una sustancia producida por el cerebro que produce en este una reacción en cadena y estimula la secreción de dopamina, neurotransmisor que afecta a la respuesta emocional y la capacidad de experimentar dolor o placer.

En todo este proceso también aumentan los niveles de oxitocina, conocida como “la hormona del amor”, que toma las riendas en el último escalón, el del vínculo y el apego. En este periodo también circulan más vasopresina –otra hormona relacionada con el apego– y serotonina, un neurotransmisor ligado a estados emocionales.


  • REFERENCIAS




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