De los 118 elementos químicos conocidos en la actualidad, la
mayoría son metales. Pero no estoy aquí para hablarte de ellos con un
vocabulario científico tedioso, sino para contarte su historia. ¿Sabías que los
metales preciosos como el oro y la plata pueden proceder del bombardeo de
meteoritos a la Tierra hace unos 200 millones de años? ¿Y que existen
suficientes metales preciosos en el núcleo de la Tierra como para cubrir la
superficie entera de nuestro planeta? Sí, simplemente cavando podrías ser rico.
Pero ¿por qué le damos tanto valor a estos metales y no a otros?
¿Cuándo se descubrieron?
Los metales sustituyeron a las herramientas de piedra y hueso
hace apenas unos 8 000 años, cuando la especie humana descubrió la agricultura
y dejó de ser nómada. Si reuniéramos los 2.5 millones de años de historia de la
humanidad en un solo día, nuestra especie, el Homo sapiens sapiens (que surgió
hace unos 200 000 años) tendría 112 minutos de edad y sólo habría empleado los
metales en los últimos cinco minutos.
¿Qué los hacía tan interesantes?
El oro fue el primer metal
que llamó la atención del hombre, ya que resiste la acción del fuego sin
ennegrecerse o experimentar ningún tipo de daño, debido a que tiene un punto de
fusión superior a los 1000ºC. Junto a la plata, también insensible al fuego,
fueron considerados regalos de la naturaleza, formados uno por el influjo de la
Luna y el otro por el del Sol. No es de extrañar
que por ello surgiera la idea de la transmutación de los metales en un vano
intento de perfeccionarlos y dando lugar a la aparición de la Alquimia. El uso del cobre en combinación con el estaño
permitió crear una aleación que fue determinante para la civilización, conocida
como bronce.
De
herramientas a forma de pago
Tras estos
primeros descubrimientos, empezaron a usarse estos metales como moneda de
cambio. Al ser de plata, oro o cobre su fiabilidad
estaba fuera de toda duda, aunque cada sociedad (ya estamos en el primer
milenio antes de Cristo) la acuñaba para estandarizar el comercio dentro de sus
fronteras.
¿Sabías que la palabra moneda tiene su origen en la civilización romana?
En la antigua Roma, la palabra monitor o moneta significaba
consejero, es decir, una persona que avisa o que aconseja. La historia cuenta
que, durante una invasión de los galos, en el año 390 a. de C., los graznidos
de una bandada de gansos del templo de la diosa Juno, dieron la voz de alarma a
los defensores romanos salvándolos de la derrota. Como muestra de
agradecimiento, los romanos construyeron un templo dedicado a Moneta, la diosa
que avisa o que aconseja. Y pocos años después, cerca de ese templo se
construyó la primera fábrica de moneda romana, en la que se acuñaban monedas de
cobre y plata. Muchas de ellas contenían la efigie de Juno Moneta en una de sus
caras.
Imagen 2. Diosa Juno Moneta |
Y ahora… ¿qué?
Durante
el siglo XIX, en plena Revolución Industrial y ante el inicio de una seguidilla de inventos relacionados
con la electricidad y las telecomunicaciones, la demanda de cobre aumentó de forma vertiginosa. Se había descubierto una de sus propiedades esenciales: la
conductividad, siendo los cables de cobre los
más solicitados para las redes informáticas. En el futuro el cobre aparece como un
elemento esencial también debido a sus propiedades curativas. Hoy está
científicamente demostrado que el cobre combate las infecciones, por eso se
emplea cada vez más en los hospitales, ayudando a reducir contagios,
sobre todo si se utiliza en elementos que están constantemente en contacto con
las personas, como los pomos de las puertas.
La plata fue decisiva
en la invención de la fotografía, ya que se
necesitan cristales de haluro de plata en el papel para imprimir. Por este
motivo a partir de los años 60 se disparó la demanda de plata. Actualmente,
debido a su capacidad de reflejar la luz, uno de los usos más llamativos es
la aplicación para la creación de lluvia artificial. Además, se podrían hacer
espejos de plata, que normalmente se elaboran con aluminio solo porque es más
económico.
La evolución del dinero
En el siglo XIX se institucionalizó el patrón oro como metal de
referencia para establecer el valor del dinero, pero finalmente este patrón comenzó
a abandonarse hace casi un siglo. Desde su final, el valor de una determinada
moneda se establece por la confianza que genera. El dinero continúa
evolucionando. Desde hace años, y en paralelo con la digitalización de la
sociedad, han irrumpido con fuerza diversos medios de pago electrónicos,
que surgieron en los años 90. Este tipo de dinero puede utilizarse para pagar
bienes y servicios a través de internet o de otros medios electrónicos. ¿Desaparecerán
los billetes y monedas de nuestros bolsillos? ¿Se convertirá el móvil en el
medio preferido para pagar todas nuestras transacciones? ¿Hacia dónde nos lleva
esta evolución?
Imagen 3. Pago electrónico. |
REFERENCIAS
María Dolores Ramírez Alba
Isaías Rodríguez Castilla
Grado en Química, Universidad de Córdoba.
Fecha de publicación: 8/11/2019
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