viernes, 8 de noviembre de 2019

El asesino silencioso: Dimetilmercurio.


Éste derivado del mercurio es uno de los venenos más letales que existen, a la vez que traicionero, ya que es capaz de matar incluso habiendo usado medidas de protección. 



Imagen 1: Dimetilmercurio
El dimetilmercurio ((CH3)2Hg) es un compuesto organometálico del mercurio, es líquido a temperatura ambiente, incoloro, inflamable y con una elevada presión de vapor, lo que significa que es muy volátil, poniendo en peligro a cualquier ser vivo que esté expuesto a sus vapores. Es una de las neurotoxinas más peligrosas que conocemos, así que no te dejes engañar por su olor dulce ya que el proceso de eliminación por parte del organismo es muy lento, por lo que tiende a bioacumularse y los síntomas de envenenamiento de mercurio suelen aparecer cuando es demasiado tarde para aplicar un tratamiento efectivo.

Imagen 2 : Símbolo de envenenamiento



Esta sustancia es fatalmente conocida por haber acabado con la vida de  Karen Wetterhahn, profesora de química estadounidense que se encontraba estudiando cómo afectaban los  metales pesados como el cadmio y el mercurio a los sistemas de reparación del ADN, vertiéndose tan solo unas microgotas de estas sustancia sobre sus guantes de látex. 



Imagen 3: Karen Wetterhahn.
Este compuesto atraviesa el látex, PVC, butilo y neopreno en cuestión de segundos, siendo absorbido rápidamente por la piel, por lo que los guantes convencionales que se usan en cualquier laboratorio no proporcionan una protección segura ante este compuesto.

En enero de 1997, súbitamente, Wetterhahn enfermó con un cuadro clínico consistente en entumecimiento y hormigueo de las extremidades inferiores, así como problemas de visión, coordinación, audición y de habla. Una vez hospitalizada, los análisis dieron que su sangre tenía 234 microgramos de mercurio por litro de sangre, cuando lo normal es tener entre 1 y 5 y el límite peligroso son los 50 microgramos.

Los efectos del envenenamiento fueron detectados cinco meses después del accidente, demasiado tarde para hacer nada al respecto. Karen falleció el 8 de junio de ese mismo año, a los 48 años de edad, tras permanecer en coma durante varias semanas. 

Previamente, han existido casos documentados de muertes por envenenamiento por dimetilmercurio. En 1865, dos ayudantes de laboratorio ingleses murieron varias semanas después de ayudar a sintetizarlo por primera vez. En 1972, un químico checo de 28 años, sufrió los mismos síntomas de Wetterhahn tras sintetizar 6 Kg del compuesto. 


Seguramente te preguntarás: 

¿Cómo atravesó los guantes de látex siendo utilizados en peligrosas ocasiones?


Imagen 4: Guantes de látex


Los guantes de latex aunque no contengan poros, ni deja pasar ni los iones de ciertas sustancias peligrosas no contaba con que el dimetilmercurio provoca microperforaciones en el látex debido a la estructura lineal de sus enlaces.

La única opción segura para trabajar con dimetilmercurio es el uso de guantes laminados de alta resistencia bajo una cobertura de neopreno de manga larga u otros guantes para uso industrial. Es recomendable usar una máscara de protección facial de al menos 20 cm de largo y una cabina extractora de humos.


El legado de Wetterhahn, no obstante, nos ayudó a ser conscientes de lo peligroso que puede resultar trabajar en un laboratorio con dimetilmercurio o cualquier sustancia que no sea conocida. Desde entonces y visto el riesgo que supone, los laboratorios empezaron a dejar de utilizarlo en beneficio de otras formas de mercurio más fáciles de tratar y de menos riesgo, tales como el metilmercurio o el etilmercurio.  En la resonancia magnética nuclear ha sido sustituído por el tretrametilsilano

Aunque no olvidemos que lo compuestos de mercurio,  son peligrosos debido a su extrema toxicidad. Esto se debe a que el mercurio posee una gran afinidad por el carbono, combinándose con numerosos compuestos orgánicos.







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