Realizado por: Cristina Velasco Tejero y María Mercedes Baena García
Las botellas de agua (o de refrescos) de plástico están fabricadas para ser usadas una sola vez. De hecho, en la mayoría de etiquetas de las botellas podemos ver un símbolo que indica que no la rellenemos por nuestra salud y seguridad.
Figura 1. Etiqueta de una botella. Aguas de Fuensanta S.A., Asturias (España). |
Pero, ¿por qué es malo rellenarlas?
Toxicidad
Uno de los mitos que abundan en internet y que pasan de boca en boca es el de que las botellas de plástico pueden liberar en el agua componentes tóxicos para la salud.
- Bisfenol A (BPA)
Hace unos años un estudio del centro para el Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos encontró que más del 90% de los estadounidenses tenían trazas de esta sustancia en la orina.
El Bisfenol A o BPA es un producto químico muy
común asociado a los envases de policarbonato y utilizado
para fabricar todo tipo de termoplásticos moldeables, no sólo botellas sino
también latas de alimentos y bebidas, recibos y extractos bancarios, CDs, etc. Actualmente el BPA
se encuentra en todas
partes (aire, agua, etc) en pequeñas cantidades.
Suficiente como para que los métodos analíticos modernos de ultratrazas (ng/L) los
puedan detectar.
El problema no es su presencia en determinados plásticos, sino que cuando dichos plásticos
se encuentran en contacto con los alimentos, parte del BPA puede pasar a los
mismos, ser ingerido entonces por el ser humano o los animales y pasar al medio
ambiente. Es lo que se denomina migración.
Posibles
migraciones que pueden darse: al
agua embotellada en envases de plástico, al agua calentada en calentadores de
agua hechos de plástico, a alimentos guardados en bolsas y contenedores de
plástico, bien en la nevera, bien al calentarlos con el microondas o
congelarlos, etc. Aunque determinados plásticos como el Polietileno Tereftalato
(PET, código de reciclaje 1), o el Polipropileno (PP, código de reciclaje 5) se
consideran seguros, existe, de hecho, controversia acerca de si las botellas de
PET transmiten bisfenol A o no al agua. Algunos estudios
indican que podrían transmitir hasta 0.01 mg/kg.
Pero aunque haya
una migración de este compuesto al agua o alimentos, la cantidad es muy
pequeña, estando dentro de los límites permitidos, y no supone ningún gran
riesgo para la salud.
- Antimonio
Algunos compuestos derivados del plástico que
compone las botellas, podrían pasar al agua contenida en ellas, de modo que
los materiales permitidos para entrar en contacto con los alimentos no
presenten riesgos para la salud (siempre que se cumplan las condiciones
normales o previsibles de empleo). Sin
embargo, algunos estudios recientes apuntan que el PET podría tener algunas
implicaciones sobre la salud que aún no están del todo claras, y
que se deberían principalmente a una posible actividad genotóxica y estrogénica de
algunos de los compuestos que migran al agua.
Figura 3. Símbolo plásticos PET |
En definitiva, cuanto más tiempo permanezca
el agua en la botella y a más temperatura esté expuesta, más probabilidad hay de
que haya migración del antomonio al agua.
El verdadero riesgo: un nido de bacterias
Figura 4. Cultivo de bacterias |
Los expertos coinciden en que el mayor riesgo para la salud asociado a la reutilización de las botellas de plástico es microbiológico. A menos que las botellas sean lavadas regularmente, la reutilización de los envases de plástico conlleva una contaminación bacteriana, con microorganismos procedentes de nuestra propia boca, nuestras manos o por exposición medioambiental.
Por lo tanto, la razón principal por la que algunas marcas de agua muestran esa
recomendación en su etiquetado, es la de evitar riesgos microbiológicos. Cuando
abrimos una botella de agua, su interior puede contaminarse con distintos tipos
de microorganismos, como bacterias y hongos, que pueden proceder de distintas
fuentes, como nuestra boca (si bebemos directamente a través de la botella) o
el ambiente. Estos microorganismos, que podrían provocarnos alguna patología a
corto o a largo plazo, pueden desarrollarse gracias a que disponen de las
condiciones necesarias para ello, entre las que se encuentran: presencia de
agua (aunque vaciemos la botella, siempre queda alguna gota adherida a la
superficie interna), presencia de nutrientes (aunque en cantidades
relativamente escasas) y una adecuada temperatura.
Botellas de plástico vs botellas de vidrio
Entonces, ¿por qué en las botellas de
vidrio no se da ninguna recomendación para no rellenarlas? Los microorganismos
se adhieren con mucha más facilidad a la superficie de los materiales plásticos
que a la superficie del vidrio o del metal, especialmente si se trata de una
botella con arrugas, recovecos y deformaciones como las que aparecen tras su
reutilización, que pueden servir de "refugio" a las colonias de
microorganismos. ¿Y si lavamos la botella? Una posible solución para tratar de
minimizar el riesgo asociado al crecimiento de microorganismos es lavar el
interior de la botella.
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