Todos hemos escuchado alguna vez, que las vacunas pueden contener sustancias tóxicas, que provocan autismo o que sus efectos secundarios se silencian, ¿están de acuerdo con alguna de estas suposiciones?
A lo largo de este blog hablaremos de todas esas noticias que podríamos pensar que son verdad, pero... ¿Realmente son del todo ciertas?
¿Pueden las vacunas provocar autismo? en el siglo pasado, un médico llamado Andrew Wakefield publicó un artículo en una revista científica, el cual relacionaba la vacuna triple vírica con el autismo, queriendo hacer referencia a que cuando nos vacunábamos frente al sarampión-rubeola-paperas aumentaba el riesgo de padecer autismo. Esto se debía a que relacionaban la enfermedad del sarampión con dicha vacuna.
Este artículo tuvo una gran repercusión en la sociedad y en el ámbito científico. Para verificar la falsedad de dicho artículo, se llevaron a cabo numerosos estudios a niveles mundiales. Después de realizar las investigaciones necesarias llegaron a la conclusión de que no tenía nada que ver la vacuna con el autismo.
El médico que escribió dicho artículo perdió su licenciatura y la revista se retractó, publicando nuevos artículos con bases científicas exponiendo que no tenían ningún tipo de relación.
Las vacunas desencadenan enfermedades crónicas y alergias, esta noticia vino desencadenada por el boca a boca de la sociedad de la época, ya que al no tener ningún tipo de información científica, asociaba las enfermedades crónicas y alergias con el virus inactivo que era inyectado en la vacuna.
Con el paso del tiempo, se ha demostrado que no existe ninguna relación entre las enfermedades crónicas y las vacunas, y tampoco hay evidencia científica de que las vacunas provoquen o empeoren enfermedades alérgicas, como el asma o eccema.
Las vacunas contienen sustancias tóxicas, cuando hablamos de sustancias que son susceptibles de toxicidad nos referimos al mercurio, aluminio y formaldehído.
Esto es asociado al tiomersal, que es un compuesto orgánico con mercurio que solo se usa como conservante, por lo que no se acumula en el organismo y no será dañino.
El aluminio, es el componente encargado de aumentar la respuesta inmunitaria, por supuesto, la cantidad que está presente en las vacunas estaría por debajo de los niveles considerados tóxicos, es por ello, que no existe correlación entre el aluminio y la toxicidad.
El formaldehído, cuya misión es inactiva el virus y las toxinas, este es eliminado durante el proceso de purificación, por lo que tampoco presenta ninguna relación entre la toxicidad y las vacunas.
¿Los efectos adversos de las vacunas se silencian?
Todos hemos escuchado hablar sobre esta pregunta, pero hoy en día, tenemos que tener en cuenta que los procesos de las vacunas están totalmente controlados, es decir, los médicos insisten en que todas las vacunas están totalmente sometidas a una serie de pruebas rigurosas a lo largo de un ensayo muy elaborado y largo, en el que la vacuna, deberá superar todos los ensayos clínicos para seguir siendo evaluadas y finalmente comercializadas. De todas formas, cualquier persona que tenga intuiciones o cualquier tipo de sospechas de reacciones adversas de la vacuna, tendrán la obligación de declararlas.
Para velar por la seguridad, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios es la responsable del Sistema Español de Farmacovigilancia de medicamentos de uso humano. Del mismo modo, en cada comunidad autónoma hay un centro de farmacovigilancia, "encargado de evaluar y registrar las sospechas de reacciones adversas a vacunas en una base de datos". Esta información se traslada a nivel internacional a la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por lo que podemos concluir, que esto es otro mito del que hemos podido escuchar hablar, pero tenemos que tener en cuenta que este será uno de los temas más controlados, y no habrá ningún tipo de problema con los efectos silenciados de las vacunas.
¿La disminución de las enfermedades infecciosas se deben a las vacunas o a otras mejoras? Múltiples médicos especializados en vacunación aseguran que con las vacunas evitamos mas de 35.000 casos de enfermedades infecciosas. Algún ejemplo claro de esto es la viruela, una enfermedad infecciosa que hasta que no se consiguió la vacuna, no frenaron su transmisión, erradicándola finalmente.
Las enfermedades para las que nos vacunamos son benignas.
Las vacunas protegen frente a enfermedades que pueden ser graves, tener complicaciones y secuelas importantes, o, incluso, causar la muerte. La mayoría de la población está vacunada frente a las enfermedades más infecciosas, es por ello, que estas se vuelven "invisibles" en la sociedad, teniendo en cuenta que no dejan de existir. Siendo necesario seguir vacunándonos frente a ellas.
Este mito viene de pensar que al no ver el efecto de esta enfermedad entre nosotros y en el día a día, se convierte en benigna desde el punto de vista de la sociedad, y finalmente, no haría falta una vacunación ante ella, ya que si no lo hacemos, la enfermedad volverá a formar parte de nuestro ámbito.
Las personas que no se vacunan "no solo ponen en peligro su salud, sino que pueden transmitir la enfermedad a otras personas vulnerables".
Intereses económicos detrás de las vacunas, la gran mayoría de la población piensa que las vacunas son un simple trámite económico y son un engaño para simplemente obtener beneficios.
Sin embargo, no es así, las vacunas cuentan con una gran investigación guiada por profesionales y dejando como resultado un gran beneficio para la sociedad. Su objetivo principal es contribuir a la protección de la salud de la población, asegurando que los medicamentos para uso humano sean seguros, eficaces y de alta calidad en beneficio de la salud pública.
TEMA COVID-19
"¿La vacuna? Yo no me fío… no seré el primero en ponérmela", "¿quién sabe los efectos secundarios que tendrá?": estas son sólo algunas de las expresiones que podemos escuchar en cualquier conversación sobre la investigación del antídoto frente a la enfermedad que provoca el COVID-19.
¿Quién de nosotros está dispuesto a ponerse una vacuna que ni si quiera sabemos los efectos secundarios?, muchas preguntas que todavía están sin responder. ¿Pero realmente será más segura una investigación de 10 años que una de un año?.
Estas preguntas mencionadas son las que a día de hoy escuchamos frecuentemente tanto en la calle, como en los medios de comunicación. Y en definitiva, no deja de ser una investigación segura, con un personal completamente cualificado, la cual tiene como finalidad, al igual que una más duradera, ponerle fin a una catástrofe sanitaria.
En definitiva, tenemos que adaptarnos a las circunstancias y tiempos disponibles para la realización de las vacunas, y sobre todo la seguridad de ellas, ya que no saldrá ninguna que sea muy perjudicial para la salud, y por lo tanto, nos causen un gran efecto sobre nuestro organismo.
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